La OIV define la vitivinicultura sostenible como una “estrategia global a escala de los sistemas de producción y procesamiento de las uvas, asociando a la vez la sostenibilidad económica de las estructuras y los territorios, obteniendo productos de calidad, considerando las exigencias de precisión de la vitivinicultura sostenible, los riesgos vinculados al medio ambiente, la seguridad de los productos y la salud de los consumidores, y valorando los aspectos patrimoniales, históricos, culturales, ecológicos y paisajísticos”.
Durante los últimos 25 años de AZ3 Oeno, hemos visto que la industria vinícola ha experimentado cambios significativos en las vendimias debido a las variaciones climáticas y la evolución de las prácticas agrícolas.
Con la transición de una parte importante del cultivo de secano a regadío, los equilibrios de los mostos de uva han sufrido transformaciones notables. Los niveles de pH del mosto se han elevado, la acidez málica a disminuido y la madurez de las uvas han evolucionado considerablemente, pasando de vendimias con 12,5 grados de alcohol a vendimias de 15-16 e incluso 17 grados en la actualidad.
A pesar de estos cambios, muchos enólogos siguen utilizando los mismos criterios de determinación de vendimia. Sin embargo, en la realidad actual, estos métodos ya no son suficientes, lo que ha llevado a la necesidad de realizar ajustes y "parcheos" en los mostos y vinos. Por ejemplo, se han implementado técnicas como intercambiadores de resinas para ajustar el pH, tratamientos de correcciones de la acidez, etc... y estos métodos, no abordan de forma transversal la calidad de la fruta, la longevidad ni la complejidad de los vinos.
Los ajustes de acidez málica y el uso de manoproteínas, taninos para mejorar la textura y sabor de los vinos, son soluciones temporales que no abordan la problemática desde la raíz. Es crucial que se adopten cambios reales en los procesos de vendimia para mantener la calidad y autenticidad de los vinos. Aunque salir de lo conocido pueda ser desafiante, la aventura de hacerlo de manera consciente y decidida nos permitirá adaptarnos a los cambios sin recurrir a soluciones temporales. La realidad demanda una adaptación genuina y sostenible.
Ante la preocupante situación de excedentes de producción, uno de los enfoques que se están proponiendo, es el arranque de viñedos como medida para reducir la producción. Sin embargo, esta estrategia plantea un dilema importante ya que los viñedos menos productivos suelen ser los que ofrecen las mejores calidades de uva. Por otro lado, debido a los bajos precios de la uva, muchos agricultores optan por arrancar estos viñedos poco productivos y reemplazarlos con nuevas plantaciones en viñedos de riego, que producen mayores cantidades, pero de menor calidad.
Ante esta situación, es de capital importancia buscar alternativas que permitan mantener un equilibrio entre la cantidad y la calidad de la producción vitivinícola.
Algunas posibles soluciones podrían incluir:
- Promover prácticas agrícolas sostenibles que mejoren la productividad sin comprometer la calidad de las uvas.
- Incentivar la diversificación de productos vitivinícolas para adaptarse a las demandas del mercado.
- Fomentar la colaboración entre los actores que participamos en el sector como los agricultores, bodegas, organismos gubernamentales y distribuidores, para encontrar soluciones conjuntas de manera efectiva. La colaboración nos permite aprovechar diferentes perspectivas y experiencias.
Es de vital importancia considerar el impacto a medio y largo plazo de cualquier medida que se tome, asegurando que se proteja tanto la calidad del producto como los intereses de los agricultores, el sector vitivinícola en su conjunto, y sobre todo valorando los aspectos patrimoniales, históricos, culturales, ecológicos y paisajísticos”.
Vale la pena recordar que menos, es más. No se trata solo de aumentar la producción, sino de comprender la viticultura de manera transversal.
Es necesario buscar un equilibrio entre la cantidad y la calidad, valorando la sostenibilidad, la tradición y el respeto por el medio ambiente. Mantener viñedos de calidad, aunque menos productivos, puede ser la clave para ofrecer vinos de mayor valor y satisfacer a un consumidor cada vez más exigente y consciente. Menos parcheo y más enfoque transversal pueden ser la respuesta para superar los desafíos actuales en el sector vitivinícola.
Espero que estas reflexiones hayan proporcionado una perspectiva holística y útil para abordar este desafío complejo que tenemos todos por delante. Juntos podemos encontrar una solución que beneficien a todos.
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