Acabas de empezar a leer este post y seguro que ya estás pensando en otra cosa. Algo como: “espero que no sea muy largo, que tengo una reunión en cinco minutos”.
Y tras este pensamiento y mientras sigues leyendo, recuerdas que tienes que pasar unos cuantos partes de trabajo, recoger el coche del taller al mediodía “¡otra vez la centralita!”, preparar la auditoría con tu compañero “y encima he discutido esta mañana con él”, terminar la reserva de las vacaciones “¡qué ganas tengo ya!”, comprar el pescado para la cena, pasar por la farmacia “hay que ver lo que me duele la cabeza últimamente”, y así, hasta el infinito.
Ahora que se acerca la vendimia, este bombardeo de ideas se multiplica, y atender cada asunto requiere de su tiempo y reflexión. El tiempo es el que es, y al final del día, terminamos sentad@s en la cama poniendo la alarma del móvil un tanto frustrad@s porque no hemos cumplido con todo lo que nos habíamos propuesto por la mañana camino del trabajo.
Esto ocurre porque en general pensamos de forma lineal, es decir, tratamos cada problema o situación de forma individual y buscamos una solución específica para cada circunstancia. Como cuando resolvemos un problema de matemáticas.
La buenísima noticia es que pensar es una conducta como lo es hablar o jugar y podemos aprender a hacerlo de otra manera, de una forma más global.
Cuando hablamos de una visión global de la enología nos referimos a tener una visión de 360º, ese círculo completo que permite tener un enfoque integral, desde el viñedo hasta el consumidor.
Empezar por el final y visualizar el vino que deseas en el presente ayuda a posicionarlo en un lugar adecuado o a diferenciarlo de forma perceptible e incluso elaborarlo año tras año asegurando el perfil.
Para poder traer al presente ese vino, es necesario empezar por el origen y materializarlo. Es fundamental conocer el perfil uva que necesitas para alcanzar el perfil vino deseado.
Y, por último, valernos de herramientas adecuadas nos facilita en la realización de las tareas de manera más eficiente, rápida y precisa, permitiendo lograr resultados mejores y más satisfactorias.
La vendimia es un proceso crucial en la elaboración de vino, pero no es la única parada en el camino. Una vista panorámica totalmente inmersiva en todas las direcciones (qué vino, qué uva, cómo hacerlo…) nos permitirá llegar a nuestro objetivo sin necesidad de “parchear”. Al mismo tiempo, nos ayudará a entrenar nuestra mente para trazar puentes entre distintas fases de la elaboración para así detectar puntos clave y llegar a nuestro objetivo holgadamente.
Teniendo una visión global logramos integridad, minuciosidad e inmersión total, y aseguramos que la toma de decisiones sea más acertada fortaleciendo el equipo para la implicación del proyecto.
¡Teniendo una visión global llevamos nuestros cinco sentidos al momento presente para crear vinos 360º!
¡FELIZ VENDIMIAZ3!
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